Las experiencias del Hogar Santa Mónica de los Agustinos Recoletos en Fortaleza en sus primeros momentos están llenas de avatares, desafíos, sorpresas y supervivencia.
La Asociación Benéfica de Agustinos Recoletos de Fortaleza (ABARF) tiene como objetivo el rescate de niñas y adolescentes víctimas de abuso o explotación sexual o con grave riesgo de padecerlo. Estamos atentos, por tanto, al sufrimiento de las menores de edad. Pero no podemos pasar de largo ante algunas realidades que gritan pidiendo ayuda.
Es el caso de Carlos Alexandre. Tiene 34 años. Nació en el interior de Pernambuco, aunque la mayor parte de su vida la ha pasado en Fortaleza. Soltero y sin hijos (según él: “¡gracias a Dios!”). Su domicilio: la calle. Dice que ha trabajado como sirviente, pero que hace mucho tiempo de eso, y desde entonces nunca ha trabajado. ¿De qué vive? De coger “prestadas” algunas cosillas por aquí y por allá.
Carlos es el mayor de cinco hermanos. A todos ellos –incluida a la madre- les va el rollo ese de las “piedras” y los “cigarros”. Su madre, vive con otro hombre desde hace ocho años. Hace cuatro meses recibió una casa del servicio social de vivienda del Ayuntamiento y cuatro de sus hijos fueron a vivir con ella.
La ABARF frecuenta la barriada donde todos ellos viven por ser una de las más conflictivas y marginalizadas de la zona. Hay gran cantidad de chiquillos y adolescentes, madres jóvenes… con los que hablamos, aconsejamos y ayudamos en caso de necesidad.
Justo después de Navidad nos percatamos del problema de Carlos. Lo encontramos tumbado en un banco de la calle, con el todo el cuerpo aparentemente quemado. Él no sabía explicarnos lo que le había pasado; tampoco su madre. Nos dijo que había ido ya al puesto de salud, pero que tras recetarle un antibiótico para la infección de la piel le habían despachado de allí.
Entonces, había ido a casa de su madre para pedirle ayuda, pero en casa no sabían qué hacer con él. No podían llevarlo a ningún hospital porque no tiene registro de identidad, ni partida de nacimiento, ni identificación fiscal, ni carnet de votante, ni seguridad social… Vamos, ¡nada de nada! A todos los efectos, ¡no existe para la sociedad!
Pero así no podía quedarse, así que decidimos pasar a la acción. Lo llevamos para un hospital de quemados y nada más llegar a la puerta un doctor que pasaba por allí le llamó la atención el aspecto de Carlos y nos dijo que eso no era de quemados y que fuéramos al Instituto Doctora Libânia. Fuimos para allá. Se trata del centro de atención de problemas de la piel, especializado en hanseniasis (lepra) y tuberculosis.
Llegamos allá con miedo de no ser atendidos dada la situación legal de Carlos, pero tenemos que decir, para gloria de este Instituto, que desde el ordenanza que nos atendió en la portería hasta los doctores que le han pasado consulta, sin olvidarnos de las enfermeras, han sido todos ellos muy atentos y considerados.
El diagnóstico fue rápido y rotundo: haseniasis (lepra). En este momento Carlos está sufriendo una reacción alérgica del cuerpo a la enfermedad, seguramente producida por el consumo excesivo y reiterado del alcohol y drogas.
El médico quiso confirmar con Carlos las causas y preguntó:
— Amigo, ¿usted usa drogas?
— Sólo de vez en cuando
— Me diga la verdad
— Es verdad doctor, drogas sólo de vez en cuando; aunque en cuanto a la cachaça (aguardiente de caña) tengo que reconocer que era el rey; bebí tanta que ya hasta me da asco.
La situación de deterioro general de Carlos es tan grave que los médicos quieren internarlo en algún hospital de la ciudad, ya que el Instituto no dispone del servicio de hospitalización. Pero no es fácil en una ciudad como esta; todo se hace a base de favores y entras en un hospital sólo si tienes la suerte de toparte con un médico “como Dios manda” que se preocupa de encontrarte un sitio.
Así que de momento, hemos vuelto con Carlos para su casa (¡menuda casa!) a la espera de una cama en algún hospital. Ha comenzado ya la medicación y haremos todo lo posible para controlar las tomas, que deberán durar un año. Además en estos próximos días seguiremos luchando e intentando que sea atendido en un hospital.
Hoy Carlos tiene la esperanza de curar sus heridas y mejorar su aspecto; de hecho está más animado y charlatán que el día que lo encontramos. La vida no es fácil —ni lo será— para gente como él, pero al menos intentamos ayudar a que sea “vida digna”.
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ÍNDICE DE PÁGINAS DEL REPORTAJE
- Introducción
- 1. Llegó la hora de los peques
- 2. Fortaleza, ciudad de lujo y miseria
- 3. Geralda, mujer fuerte y madre luchadora
- 4. Barriguitas llenas… niños contentos
- 5. Las muñecas de la tía Francisca
- 6. Fortaleza: ¡qué problemas!
- 7. Comienza la construcción del Hogar Santa Mónica
- 8. CEU: proyecto de unidad al servicio de la vida
- 9. Una casa digna para una vida digna
- 10. Informe del Hogar Santa Mónica de cara al próximo Capítulo Provincial
- 11. Del motel… al Cielo
- 12. «Hogar Santa Mónica»: un sueño compartido
- 13. Lepra en Fortaleza
- 14. Agustín y Camilo, juntos en Fortaleza