Los más pequeños se divirtieron y convirtieron el seminario en un tranquilo campo de juegos y risas, lejos del ambiente degradado de las calles.

Las experiencias del Hogar Santa Mónica de los Agustinos Recoletos en Fortaleza en sus primeros momentos están llenas de avatares, desafíos, sorpresas y supervivencia.

¡Ya iba siendo hora de que los peques también tuviéramos un día de diversión!

El reencuentro con los más pequeños fue muy gratificante. La “tía” Cícera tenía ya todo organizado. Hacía meses que los pequeños del grupo –de 4 a 12 años– reclamaban “su derecho” a una mañana de diversión en el seminario.

Todos estos niños proceden de familias con escasos recursos económicos. En muchos de los casos son niños criados por los abuelos, o por vecinas, o madrinas… Algunos de estos niños tienen grandes carencias afectivas y muchos están mal alimentados.

Llegaron como una avalancha al seminario. Los seminaristas Jones y Tiago los trajeron en la furgoneta. ¡Unos 30 niños en una furgoneta de 9 plazas! También venían con ellos “las chicas del violín”: algunas de las chicas de 15 años que aprenden violín y estudian música con Alberto. Ellas cuidaron de que los “peques” estuvieran en orden y no hubiera “malos rollos”.

Jugaron al fútbol, a hacer comiditas y a muñecas… Algunas de las niñas estrenaban las ropas que trajimos de España. ¡Qué ilusionadas estaban! A media mañana, el almuerzo. La tía Cícera preparó en un periquete unos perritos calientes de chuparse los dedos. Retomadas las fuerzas con el tentempié siguió el juego hasta que el sol comenzó a caer a plomo y el agua fresca de las botellas no era suficiente para calmar la sed.

Llegó entonces una de las partes que más les gusta a los peques: la manguera. Y es que a falta de piscina buena es una manguera, aunque el agua saliera tan caliente. Nadie se bañó… En realidad, se bañaron unos a otros…

La furgoneta salía por la puerta del seminario cargada de chiquillos de vuelta a sus casas… Felices porque alguien los había tenido en cuenta… Habían sido protagonistas. El seminario está a un kilómetro de sus casas, pero para muchos ésta ha sido la excursión de su vida. El lugar es agradable, limpio, seguro… y sobre todo son amados incondicionalmente… Muchas de las cosas de las que no disfrutan en sus ambientes.

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