El monasterio de Bacolod, visto desde la piscifactoría

La típica creencia de que los monasterios de clausura son lugares cerrados, viejos, olvidados del mundo, serios y aburridos, que está en el imaginario hasta de no pocos católicos, se derrumba cuando se conoce por dentro su vida cotidiana.

Año de Fundación: 1992

El 10 de agosto de 1992 salían del aeropuerto de Madrid – Barajas cinco monjas de clausura con destino a Manila (Filipinas). Su misión era, cuando menos, un reto que armonizaba lo novedoso, lo exploratorio y lo providencial: introducir en el único país mayoritariamente católico de toda Asia la vida contemplativa agustino-recoleta.

De Colombia a Filipinas, como quien cambia de acera

Las Federaciones de Agustinas Recoletas de España y México llevaban varios años pensando en una fundación conjunta en Colombia. Para ello ya tenían incluso las voluntarias que necesitaban y éstas se habían trasladado hasta el monasterio donde se sitúa la sede de la Federación de España en León para preparar su fundación inminente.

Sin embargo, el tiempo pasaba y el panorama de la fundación en Colombia no se despejaba del todo. El 18 de agosto de 1991, un día antes de la celebración litúrgica de San Ezequiel Moreno (por aquel entonces todavía beato) ofrecen al santo que tanto amaba a Colombia y a la vida contemplativa que les dé luces.

Al día siguiente recibieron una visita inesperada. Dos agustinos recoletos, uno de ellos procedente de Filipinas, les traen un mensaje de parte de las Augustinian Recollect Sisters (ARS), una congregación de la familia agustino-recoleta de vida activa, fundamentalmente dedicadas a la educación, y con una larga historia de unión a los recoletos en Filipinas.

El mensaje es sencillo: piden que dos agustinas recoletas de clausura acompañen a una serie de hermanas de las ARS en una experiencia de tipo contemplativo, una especie de ensayo. Las recoletas en León dan un paso más allá: ¿Y por qué no fundar el monasterio en Filipinas, dado que la fundación de Colombia se demora tanto?

Y San Ezequiel ganó la partida

A partir de ese momento, una vez que las ARS aceptan con entusiasmo la propuesta, surgen los preparativos, mil y una gestiones por hacer. Entre ellas una que para las monjas tiene especial significado: la elección del padrino o madrina del monasterio, cuya advocación daría nombre al monasterio.

La Federación Mexicana había propuesto “Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe”, como no podía ser menos. La Federación de España el nombre de “Nuestra Señora de la Consolación”. Pero dado que la idea de la fundación nació un día de San Ezequiel y que ese mismo año se dio a conocer su canonización, no podía faltar quien propusiera el nombre de “San Ezequiel Moreno”.

La tradición, en estos casos, manda echar a suertes (o, como dirían las monjas, dejarlo a la Providencia). En quince papeletas se escribieron los nombres de las tres advocaciones propuestas, cinco papeletas para cada una de ellas, y se colocaron todas en una jarra. Ganaría quien antes sacase sus cinco papeletas.

San Ezequiel Moreno fue el primero en completar su cupo y se convirtió en el patrón del primer convento agustino recoleto de clausura establecido en Filipinas.

En el mar

Las cinco fundadoras (tres españolas y dos mexicanas) tuvieron que esperar hasta 1995 para ver terminado su convento, que fue solemnemente inaugurado —no podía ser menos— el 19 de agosto, fiesta del santo de Alfaro. Al poco tiempo de la inauguración contaban ya con cinco aspirantes y una novicia.

El convento está situado en las afueras de Bacólod, capital de la Provincia de Negros Occidental, muy cerca de varias comunidades de agustinos recoletos, junto al mar y un bosque de palmeras y cocoteros. Aunque más que junto al mar está “dentro del mar”: en la parte trasera el cercado conventual entra en el mar varias decenas de metros. Una compuerta permite crear un enorme estanque del que viven las monjas, pues en él se encuentra una enorme piscifactoría.

“En nuestro convento —escribían las más jóvenes— se cruzan las cuatro dimensiones del mundo: el cielo, que nos hace pensar en la patria celestial; las montañas, que nos recuerdan las gracias abundantes de Dios; el mar y los peces, que nos hablan de la Iglesia y de que somos la sal de la tierra; todo ello centrado en la presencia eucarística del Señor, que acompaña nuestra andadura”.

Buena parte de las fundadoras de Bacólod tomarán parte directa en la fundación de Kenia, un decenio después. Pero ésa es otra historia que narraremos más adelante.

SIGUIENTE PÁGINA: 3. Monasterio de Nuestras Señora de Guadalupe. Guaraciaba do Norte, Ceará. Brasil


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