En la Parroquia Santa Mónica de Zaragoza existe un grupo de Pastoral Penitenciaria casi de vanguardia. Le hemos pedido que nos cuenten cómo empezaron, qué hacen, qué quieren dejarnos como mensaje. Y nos han enviado este reportaje que impresiona. Lo han titulado: “Fluyendo con el Espíritu, o de cómo el Espíritu Santo enganchó a unos cuantos de Santa Mónica”.
Él
Para poder empezar a hacer este reportaje sobre el Equipo de Pastoral Penitenciaria de Santa Mónica, tenemos que hablar de su primer miembro: Jesús. La presencia de Jesús en el mundo de la cárcel es de todos conocida. Él mismo estuvo preso, Él fue quien dijo «estuve en la cárcel y me visitasteis», pero sobre todo Él, que comprendía a las personas muy por encima de lo que solemos hacerlo nosotros, intentó convencernos de que la única mirada que vale con las personas es la mirada del corazón. Así que cuando Jesús dijo aquello de «estuve en la cárcel y me visitasteis», no lo dijo gratuitamente; lo dijo porque sabe de la locura que supone este «castigo», de lo inútil que es la causa efecto del error – condena; y, por eso, toda su vida y su mensaje se basó en el Amor y la Reconciliación.
Claro, luego la historia ha seguido y ya nos hemos encargado los hombres de continuar con nuestra idea, empecinados en hacer cada vez más cárceles… ¿No querías una taza? Pues toma dos. Pero bueno, ahí está el Espíritu Santo, qué buen legado le quedó al pobre después de la Resurrección… Así que un día cuando estaba tocando los corazones de los parroquianos de Santa Mónica, pensó que algo se podría hacer en relación a aquella parte del legado de Jesús en el mundo de la cárcel…
Él y nosotros = nosotros
Y así fue como ocurrió. Primero fue uno, y luego la otra. Corría el año 1998 cuando a Carlos le pilló en medio de un encuentro de confirmados de la diócesis de Zaragoza, donde el arzobispo, sin venir a cuento, habló del mundo de la cárcel. Y Carlos, que estaba allí para dar testimonio de su experiencia de coordinación en Pastoral juvenil, le temblaron las piernas cuando sintió que la cárcel era su siguiente llamada… Empezó a entrar en la cárcel de Daroca (a 80 km. de Zaragoza). Pasado un tiempo lo habló con Raquel, también del equipo de jóvenes de la parroquia, y los dos juntos empezaron a subir a Daroca para acompañar la liturgia.
Mientras tanto, y sin saberlo ninguno de los dos, en la parroquia, calladamente, Ana Mari llevaba ya unos cuantos años trabajando en los talleres de mujeres de la cárcel de Torrero, en Zaragoza. Por el momento el Espíritu Santo se está «quietecico» y «no se le ocurre» ponerlos en contacto.
Después de varios años de trabajo coordinados con la diócesis y su Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria, llega el momento de la eclosión. ¿Por qué no hacer unas jornadas de sensibilización en la parroquia para que nuestra comunidad conozca esta realidad, y podamos sentirnos enviados y acompañados por ella en nuestras visitas a la cárcel?. A José Manuel, agustino recoleto, nuestro párroco, la idea le parece apasionante y se pone a nuestro servicio para prepararlo. Entran entonces en todo el tinglado de la preparación Fernando, postulante de la orden, y Javi Monroy, agustino recoleto. ¡¡¡El Espíritu Santo ya nos tenía pillados a todos, comenzaba la aventura!!!
Durante los cinco domingos de la Cuaresma de 2002 la parroquia de Santa Mónica se vio sacudida por un mensaje antes nunca visto: las homilías terminaban todas con una referencia al mundo de la cárcel y a las personas presas, las paredes de la parroquia parecían grafitis con tantos murales, con tantos mensajes, con tantas fotos…
El primer domingo lo destinamos a dar a conocer el perfil del preso en España, el segundo a la realidad de la cárcel en la diócesis de Zaragoza, el tercero fue para que los voluntarios pudieran dar un testimonio de su experiencia de Iglesia en medio de la cárcel, el cuarto domingo se hizo una muestra de todos los Equipos y movimientos de la diócesis que entraban en las dos cárceles de Zaragoza, y el quinto domingo terminamos con una pregunta retadora: y tú… ¿qué puedes hacer?
Para ayudar a dar respuesta a esta pregunta montamos una «mesa redonda» en la que estuvieron presentes muchas personas de Iglesia que entran en el mundo de la cárcel y poder así afinar las experiencias vividas y quitar miedos…
Y ahí el Espíritu Santo empezó a dar señales de que aquello no iba en broma, que algo sencillo pero grande estaba pasando en Santa Mónica… Ana Mari, Carlos y Raquel por fin se conocieron. Isabel, enfermera de gran recorrido por el mundo espiritual y terrenal y con experiencia profesional previa en el mundo de la cárcel, se une a nosotros como un torbellino con su enorme fuerza e impulso. José Mari, militar retirado de la vida castrense pero no de la vida espiritual, nos ofrece su saber hacer como voluntario de la asociación del cáncer, para lo que haga falta. Adoración, pintora y escultora, hace lo propio con su saber artístico. Por último Santiago, otro joven, técnico informático, se ofrece para lo que haga falta desde tocar la guitarra hasta montar cualquier tinglado…
Y así empezamos, ya éramos más, ya éramos Equipo. La Pascua de ese año de nuestra fundación, año 2002, fue especial para todos. El Espíritu Santo nos había tocado y nuestra respuesta individual estaba llena de dudas, pero en Equipo, nuestro Sí, era un Sí grande, con mayúsculas, apoyado entre todos, y sobre todo era un Sí de la parroquia, de la comunidad.
Poco a poco hemos ido incorporando nuevos talentos a este Equipo, motivo por el cual estamos seguros que nuestras oraciones son escuchadas por el Espíritu Santo, y seguro que mucha gente reza por nosotros para que avancemos en el trabajo a favor de las personas presas.
Ramón, calladamente pero con una enorme fuerza interior se une al equipo de hospitales, lo mismo que la hermana Carmen, pasionista, que con su dulzura, llena de ternura las habitaciones donde están hospitalizados los presos. Aurelio, nuevo párroco desde 2003, se une con su sorna a este equipo, reforzando así la idea de comunidad parroquial (laicos y religiosos igualmente comprometidos). Anabel apuesta fuerte por la cárcel y junto con Pili son la caña en el proyecto club de tiempo libre de Daroca. Jordi, joven profesor universitario, monta el aula informática en Daroca. Patricia, joven actriz, apuesta por los presos participando en el taller de teatro. Nubia, se incorpora con toda su juventud al equipo y movilizándonos para abrir nuevos proyectos. Fidel, todavía sin proyecto, pero con todas las ganas del mundo de echar una mano más, además de las que ya echa en la ONG de los agustinos recoletos, se prepara para su inmersión en el mundo de la cárcel. Peloto, nuestra última incorporación, apoya la educación primaria en la cárcel de Zuera…Y el Espíritu que, como no deje de soplar, no vamos a caber para reunirnos…
A lo largo de estos años hemos reforzado nuestro sentimiento de comunidad, de identidad parroquial, de compromiso eclesial. La parroquia participa en parte de los gastos de nuestro equipo, pero la mayor parte es asumida por el compromiso de los voluntarios que comparten su tiempo, dinero, familias, fuerzas para que los presos tengan una vida más digna.
No nos cansamos de dar testimonio de esta realidad allá donde nos quieren escuchar, porque sabemos que somos unos privilegiados, que somos las manos y los pies y el corazón de Dios en medio de esta locura que es la cárcel. Por eso, nuestras celebraciones se convierten en sustento, en apoyo, en sabernos sostenidos, no por nosotros, sino por Dios, para no desanimarnos en medio de tanta sinrazón.
Él, nosotros y ellos = nosotros
Y ellos son los más importantes en esta historia. No lo dudes, ellos son los pobres de entre los pobres de tu ciudad. Son Jesús en medio de ti. O, mejor dicho, a unos cuantos metros o kilómetros de ti. Porque, aunque Dios sale al encuentro, hace falta moverse, andar para poder abrazarlo. Hay que ir a la cárcel para ver a Dios. Porque sí. Porque Dios está en medio de los pobres.
En medio de los que carecen de formación, de los que no tienen las oportunidades que tú y yo tenemos, que no tienen la educación que tú tienes, que están acostumbrados a hábitos diferentes a los tuyos, que se encontraron un día con la droga y a diferencia de ti y de mí no tienen recursos para salir de ella, en medio de familias tradicionalmente desestructuradas, en medio de barrios de tu ciudad por los que nunca has pasado, en medio de historias rotas…
Ahí está Jesús. «No lo busques más, ha resucitado y está en medio de vosotros» —dice el ángel en la tumba de Jesús—. No lo busques más, ya sabemos donde está, lo hemos encontrado, te decimos nosotros: Jesús está en medio de los pobres de entre los pobres de tu ciudad.
Por hacernos una idea rápida, el perfil del preso en España es el siguiente:
- Varón. El 92% de la población reclusa son hombres.
- Joven. El 44,50% de los reclusos son menores de 30 años y mayores de 18.
- Bajo nivel educativo. El 10% son analfabetos totales, y el 19,1% son analfabetos funcionales.
- Sin trabajo. Tan sólo el 49% se encontraba trabajando al entrar en prisión.
- Drogodependiente. El 56%, oficialmente, de los internos consumían drogas en el momento de ingresar en la cárcel. Este dato, sin duda, en la realidad es mucho mayor.
- Delitos por los que están ingresados en prisión. El 52% de los internos han ingresado en prisión por delitos contra la propiedad (robos, hurtos, etc) y el 33% lo ha hecho por delitos contra la salud pública (tráfico de drogas fundamentalmente). Ambas tipologías delictivas están claramente relacionadas con el entorno social al que pertenece el interno: hogares sin recursos económicos y zonas marginales relacionadas con el mundo de la droga, y con la propia situación personal de drogodependencia.
- Reincidencia. Dos de cada tres internos es reincidente. Hay un dato absolutamente relevante en el tema de la reincidencia que es la relación existente entre la reincidencia y la edad del primer ingreso. De los presos que han tenido su primera experiencia de cárcel con menos de veinte años reingresan 4 o más veces en prisión en más de un 82% de los casos. Es decir, 8 de cada 10 se han convertido en inquilinos habituales de las cárceles.
- Inmigrantes. Uno de cada cuatro internos en las cárceles españolas es inmigrante.
Como ves, nos encontramos con un perfil muy homogéneo, que responde a un estrato social bastante claro y determinado. Te podrías preguntar por qué tú o yo nunca, o con muy poca probabilidad, entraremos en la cárcel algún día. Te podrías preguntar si las causas del delito son sólo individuales, o son también sociales; es decir, si detrás de la comisión de un delito existe sólo responsabilidad individual o también hay una responsabilidad social de falta de oportunidades, que curiosamente hace que siempre el mismo estrato social sea el inquilino habitual de las cárceles. Te podrías preguntar por qué un delito contra la Hacienda Pública tiene una condena máxima de cinco años, mientras que quien trafica al pormenor para poder obtener dinero en su consumo personal puede estar en la cárcel durante años y años en función del peso y pureza de la droga, o te podrías preguntar… Basta.
Él, nosotros, ellos y la cárcel = nosotros
Y ¿qué es lo que hacemos en este mundo de la cárcel? Pues básicamente lo que contamos al comienzo de este reportaje: hacer llegar el mensaje de reconciliación y de amor de Jesús a la sociedad, a los de dentro y a los de fuera. A los de dentro, dando esperanza, y trabajando en la reconstrucción de ellos mismos por vía de adquisición de habilidades sociales, educativas, desarrollo de la espiritualidad, habilidades manuales… A los de fuera yendo incansablemente a foros cristianos y no cristianos a gritar a quien nos quiera oír que hacemos nuestro el mensaje de Jesús: Esto es una locura: quien no busca la reconstrucción de las personas por medio de la reconciliación no encontrará jamás la paz individual o social. Por eso el Equipo de Pastoral Penitenciaria de Santa Mónica trabaja en los siguientes proyectos durante el año 2005.
Proyecto de hospitales
Isabel, Hna Carmen, José Mari, Ramón, P. Aurelio • Este proyecto consiste en visitar a los presos internos en los dos hospitales de la ciudad de Zaragoza. Acompañan no sólo a los presos sino también a las familias. Cuidan también de la policía que los custodian, humanizando el entorno paupérrimo en el que el módulo de cárcel del Hospital Miguel Servet se encuentra.
Formación en la salud
Isabel y un numeroso equipo de médicos y enfermeras de los dos hospitales de la ciudad de Zaragoza, reclutados por Isabel • Este proyecto consiste en dar una formación de cuarenta horas a internos de la cárcel de Daroca y Zuera sobre hábitos de salud y enfermedades de transmisión sexual.
Manualidades
Ana Mari • Este proyecto, decano de entre todos los proyectos del equipo, se realiza en el módulo de mujeres de Zuera, y consiste en hacer manualidades para uso personal (zapatillas, manteles, abalorios, cajas…).
Cerámica y modelado
Adoración • En este proyecto que se realiza en la cárcel de Zuera en dos módulos, mujeres y módulo terapéutico (próximos a salir en libertad), se realiza cerámica y modelado, trabajando así las habilidades de la paciencia y la constancia.
Apoyo a la educación
Peloto • En la cárcel de Zuera existe un proyecto hace tiempo impulsado por Oscus y las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl que consiste en dar apoyo a la educación de las personas presas que están matriculadas en formación reglada. Ahí «Peloto» se ha convertido en pieza fundamental y muy querido por voluntarios y personas presas.
Aula informática
Jordi y Santi • En la cárcel de Daroca se realizan dos cursos, uno básico y otro avanzado, de tal manera que gente que no ha encendido un ordenador en su vida acaba aprendiendo los usos básicos de word, excel, power point, e internet (sin conexión al exterior). El aula ha sido montada con financiación parcial de la cárcel, el resto es contribución de los voluntarios.
Club de tiempo libre. Educación en valores.
Patricia, Pili, Anabel y Carlos • Este club está constituido en Daroca, es el segundo año de vida, y pretende ser un club en el que por medio del teatro, de los juegos cooperativos y la relajación se incorporen nuevas habilidades desde la base del trabajo en valores. Tiene vocación de continuidad de manera que, salvo traslados o bajas voluntarias, los miembros son siempre los mismos.
Proyecto encuentro. Muévete por la libertad.
Javi Monroy y Carlos • Este proyecto está pensado como un campo de trabajo en la cárcel de Daroca. Este año es la tercera vez que se plantea. Durante una semana jóvenes OAR y de la diócesis de Zaragoza (estamos en coordinación con Pastoral Juvenil y Universitaria de Zaragoza), están conviviendo en Daroca; por las mañanas hay sesiones de formación y por la tarde se entra en la cárcel para realizar actividades que provoquen el encuentro entre los internos y los jóvenes.
Iniciación a la lectura
Nubia • Este proyecto se inició en Enero de 2005 por personas del Equipo de Capellanía entre las que está Nubia. El objetivo es enseñar a leer, así como a mejorar la lectura comprensiva. Todo el taller está basado en dinámicas prácticas y tiene una continuidad durante la semana en tareas que se les encomiendan.
Equipo de liturgia de Daroca
Pili y Carlos • Este es el proyecto más antiguo en Daroca. Se trata de acompañar las celebraciones litúrgicas semanales en la cárcel. De igual manera se trata de dar sentido a los tiempos litúrgicos más fuertes durante el año, con celebraciones especiales y fiestas con ágapes y bailes, y lo que haga falta.
Mediación penal comunitaria
Nubia y Carlos • Este proyecto se realiza desde el Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria y es impulsado por Carlos y Nubia. Se trata de establecer en Zaragoza, como ya se ha hecho en otras ciudades, un Servicio de Medicación que acerque a la víctima del delito con el delincuente para que, partiendo del reconocimiento del delito por parte de éste, se pueda restaurar el daño realizado a la víctima, y el conflicto que todo delito supone se pueda resolver con la participación de sus protagonistas. Es reconciliación en estado puro.
Él, nosotros, ellos, la cárcel y vosotros = nosotros
Bueno, terminamos ya. No sin antes implicarte. Comprometerte. ¿Qué puedes hacer tú? Hombre… podrías venirte a Zaragoza pero, no sabemos desde dónde nos estás leyendo… («cosicas» de internet). Pero ¿por qué no te acercas a tu diócesis y preguntas por las personas presas? Y ¿si eso es el comienzo de una nueva historia de salvación? ¿Por qué no dejas que tus manos y pies y corazón se llenen de vida?… Mira que cuando el Espíritu sopla…es un vendaval.
Déjanos que te contemos otra cosa para terminar: hace poco, cuando estuvimos en la cárcel de Daroca, una persona presa, «Miguel el pollo», acababa de venir de permiso. Llevaba nueve años encerrado en Daroca sin salir de permiso. Tiene condena hasta el 2010. Su delito fue atraco a un banco. Entre risas nos contó que no sabía cómo funcionaban ahora las cabinas; resulta que no se mete la moneda, sino que hay que empujarla con una barra que está a la derecha; nos habló de que casi se mata al bajar unas escaleras mecánicas que ya no son escaleras sino rampas; nos habló de lo que se siente al oler de nuevo el mar, de lo que se siente al oler de nuevo, simplemente al oler… Nos habló de que en el momento de la cabina alguien se le acercó al verle con tanta insistencia meter la moneda sin éxito y le dijo: pero, tío, ¿tú de dónde has salido?… Y Miguel le contestó con esa sonrisa y sorna suya: «De la cárcel, tío, de la cárcel».
Pues eso, que si crees que esto es una solución justa, si crees que con este sistema estamos creando personas válidas para la sociedad, si crees que damos cumplimiento como sociedad al artículo 25 de nuestra Constitución que dice que el fin primordial de la pena es la reinserción y la reeducación. Si crees que Jesús vino sólo para ti, y para tu felicidad; si crees que tu comunidad es sólo tu grupito, tu parroquia y, si me apuras, tu diócesis, entonces vale. Pero si crees que el Amor de Dios es un don que debe fluir como una fuente, entonces déjate seducir por el Espíritu y… ¡fluye!
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