Angelo Di Berardino presenta la ponencia “San Agustín y su uso de la Escritura: Juan” en el Congreso organizado por la Familia Agustiniana Mexicana

El agustinólogo italiano Angelo di Berardino participó en el segundo día del congreso “Agustín de Hipona, la actualidad de un pensador cristiano” el pasado 8 de septiembre con una conferencia sobre el uso que San Agustín hizo del Evangelio según San Juan y del resto de las obras de la escuela joánica en sus obras, especialmente en sus Comentarios. Ésta fue la propia materia de su tesis doctoral en Patrología.Di Berardino también explico la importancia de la Palabra en el día a día de la Iglesia y en la predicación de los sacerdotes. Recordó que, para San Agustín, el oficio del predicador es que las personas conozcan y amen a Dios. La máxima joánica de que “el Verbo se hizo carne” siempre se mantuvo en el santo de Hipona como un “leit motiv”, una inspiración constante.San Agustín tuvo especial estima por el cuarto evangelio. Mientras que los tres sinópticos nos muestran a Cristo hombre en la tierra, en su hacer, Juan nos presenta al Cristo Dios, en la meta final, en su contemplación del Padre.San Agustín siempre predicó para que la Palabra que se oye se entienda. No tiene sentido dar la Palabra si ésta no es entendida. San Agustín explicó y habló en diálogo familiar con el pueblo. Unas veces dirigiéndose a todos y otras confrontando a cada cristiano. Predicó a ante todo tipo de personas: no sólo a sus fieles, sino también a donatistas, arrianos, pelagianos, paganos y catecúmenos que buscaban el bautismo.San Agustín predicaba sentado. Hacía preguntas e invitaba a la reflexión. Planteaba problemas e invitaba a los oyentes a encontrar juntos la solución. Mantenía vivo al público y cuando el público no entendía busca otras palabras. Movía las manos. Era expresivo en la palabra y en el gesto.Di Berardino dijo que los dones de la comunicación de los que San Agustín está dotado muestran una vida espiritual muy profunda. Antes de predicar hacía mucha oración y reflexión. Y siempre confió en la ayuda del Señor. Sabe que Dios llama a la fe y por medio de ella a la inteligencia y a la visión.“Los predicadores de hoy tienen que anunciar a Jesucristo haciendo oración y reflexión”, dijo Di Berardino al cuestionársele cómo podían perfeccionarse los predicadores actuales. “San Agustín habla mucho de la humildad de Dios. El sabía de sí mismo el haber caído en la tentación de la vanidad al encontrar la humildad en la Humildad de Dios quiere predicar, que todos conozcan a Jesús y le amen.”