Serán utilizados en las áreas de la Pastoral del Menor (Centros Esperanza) y de la atención a los habitantes de las zonas rurales de los ríos.

La Fundación Fidel de la Mano Velasco de Salamanca ha concedido 18.000 euros al proyecto presentado por la Orden de Agustinos Recoletos de atención a los menores (Centro Esperanza) y atención a los “ribeirinhos”, los habitantes de las zonas más alejadas de la civilización, en la Misión de Lábrea (suroeste del Estado de Amazonas, en la bacía del río Purús, Brasil).Los 18.000 euros serán destinados del siguiente modo, conforme al proyecto presentado:— 5.250,00 euros para el pago de la construcción del polideportivo del Centro Esperanza de Tapauá.— 5.250,00 euros para las obras del Centro Esperanza de Pauiní.— 5.250,00 euros para Lábrea, que estarán dedicados tanto al Centro Esperanza de esa localidad como a la adecuación y arreglos de centros comunitarios en las comunidades de “ribeirinhos” del interior del municipio.— 2.250,00 euros para la formación de líderes comunitarios de las comunidades rurales de Canutama. Con el dinero se financiarán los viajes del equipo de formadores, la alimentación y el material de los cursos.Los Centros Esperanza son la apuesta de la Pastoral del Menor de la Prelatura de Lábrea para conseguir los objetivos de prevención de los adolescentes de ambos sexos en unos municipios donde ha crecido el desempleo y las carencias de la formación estatal son grandes. Para evitar que muchos adolescentes pasen horas y horas en la calle, en los Centros Esperanza de Lábrea, Tapauá y Pauiní se les ofrecen talleres de artes plásticas y formación profesional y un refuerzo alimenticio.Por otro lado, la atención a los “ribeirinhos” es el otro aspecto central de las ayudas concedidas por la Fundación. Son llamados “ribeirinhos” las familias que quedan diseminadas por los ríos de la Amazonia, en pequeñas comunidades de 3 a 30 familias, sin atención médica, sin luz o agua potable, y con una mínima atención en el área educacional y el resto de servicios públicos.Estas familias se dedican a una economía de subsistencia extractivista, y están prácticamente abandonados por el sistema social, que prima tan sólo las demarcaciones indígenas muchas veces por la presión internacional, pero no atiende las necesidades de los demás habitantes de la selva.Estas familias son los restos de los miles de personas que fueron arrojados en la selva brasileña procedentes del nordeste del país a principios del siglo XX para extraer el caucho y que, una vez iniciadas las explotaciones comerciales inglesas en las selvas asiáticas e inventado el caucho sintético durante la segunda guerra mundial, fueron abandonados a su suerte y olvidados por las autoridades.Con la Pastoral de Interior, los agustinos recoletos intentan ofrecer a estas personas atención religiosa, social y legal, mediante las visitas continuas y la formación de líderes en las propias comunidades.