Una bombona de butano se convirtió en lanzallamas causando graves daños materiales

Lábrea. Un aparatoso incendio producido por una bombona de butano en mal estado destruyó el pasado martes 25 de mayo buena parte de la cocina del Centro Esperanza de Lábrea (Amazonas, Manaus). El suceso ocurrió cuando la monitora del curso de cocina procedió al cambio de una bombona de butano gastada en mitad de una de las clases. En ese momento, la bombona comenzó a arder, soltando un chorro de fuego que llegaba hasta el techo y provocando un auténtico pánico colectivo.
Los alumnos y monitores huyeron rápidamente del lugar. En unos pocos minutos los 300 alumnos del Centro y una docena de monitores y religiosos habían conseguido salir del recinto, saltando tapias. Los jóvenes más valientes consiguieron vaciar la sala de computadoras, que está en frente de la cocina, salvando todos los ordenadores y material informático.
La monitora de la clase de cocina, sufrió algunas quemaduras de poca intensidad en las piernas. Casi milagrosamente, ninguna persona más resultó herida en el incidente. En el incendio se quemó una pared completa, una cocina industrial recién comprada y todos los elementos de plástico cercanos y las instalaciones eléctricas, que también habían sido recientemente renovadas.
En Brasil es común construir los tejados con planchas de aluminio, que durante un incendio se convierten en peligrosas propagadoras de calor y se funden soltando gotas de fuego. La habilidad y ayuda de un vecino, pastor baptista, impidió males mayores, al echar desde su casa litros de agua sobre el tejado del Centro.
Dos profesores más del Centro consiguieron, con mucho riesgo y después de muchos minutos, sacar el resto de bombonas de butano que quedaban en la cocina para evitar una explosión que habría destruido todo.
El miércoles 26 el Centro Esperanza permaneció cerrado, se evaluaron los desperfectos y cómo reconstruir todo para comenzar las actividades de nuevo. Instituciones locales y muchos particulares se han acercado para prometer su ayuda e interesarse por la situación del Centro. El jueves 27 el Centro volvía a la normalidad, aunque las comidas de los alumnos se prepara en la cocina del Centro Parroquial.
El Centro Esperanza de Lábrea tiene 300 alumnos y 18 monitores, junto con dos agustinos recoletos que trabajan en él permanentemente. Los alumnos y alumnas se reparten en los talleres de marquetería, talla de madera y artesanía, carpintería, yeso y pintura,ganchillo, bordado, corte y confección, informática, dactilografía y cocina.